domingo, 29 de abril de 2012

Dulce espera...






Maternidad

En tu rostro la sonrisa simple y la mirada dulce
con una alegría que sólo tu explicas...
Tu caminar se ha tornado lento,
como si hubiera temor en tus pasos.

No será un secreto cuando tu cintura
se ensanche y henchidos tus pechos,
con sabor a esperanza y a sangre nueva
en las nueve lunas de la larga espera.

Cambiarás el gusto entre las vitrinas
de algunas boutiques de moda y elegancia, 
ahora tus ojos verán sólo aquellas 
con sus diminutos ropajes de arrullo.

Un aroma a nido y a leche materna
habrá entre las sábanas de tu blanco lecho,
mientras tus mejillas encenderán rubores
con caricias suaves en preñado vientre.

Sólo la ternura rodeará tu imagen,
las manos ansiosas querrán su tersura,
un sabor a vida de pálidos cielos
en la calle vieja traerá canciones.

Y un día de fiesta, tal vez en domingo,
abrirás tu cuerpo a un llanto pequeño
y en tu regazo amamantarás a un niño
con tibia fragancia de un amor profundo.
                                                                                            Rubén Maldonado


Dulce espera...






Maternidad

En tu rostro la sonrisa simple y la mirada dulce
con una alegría que sólo tu explicas...
Tu caminar se ha tornado lento,
como si hubiera temor en tus pasos.

No será un secreto cuando tu cintura
se ensanche y henchidos tus pechos,
con sabor a esperanza y a sangre nueva
en las nueve lunas de la larga espera.

Cambiarás el gusto entre las vitrinas
de algunas boutiques de moda y elegancia, 
ahora tus ojos verán sólo aquellas 
con sus diminutos ropajes de arrullo.

Un aroma a nido y a leche materna
habrá entre las sábanas de tu blanco lecho,
mientras tus mejillas encenderán rubores
con caricias suaves en preñado vientre.

Sólo la ternura rodeará tu imagen,
las manos ansiosas querrán su tersura,
un sabor a vida de pálidos cielos
en la calle vieja traerá canciones.

Y un día de fiesta, tal vez en domingo,
abrirás tu cuerpo a un llanto pequeño
y en tu regazo amamantarás a un niño
con tibia fragancia de un amor profundo.
                                                                                            Rubén Maldonado


domingo, 15 de abril de 2012

Personas... no gente.








El hombre más sabio que he conocido me dijo una vez:
 "Nueve de cada diez personas mejoran con el trato",
 y he hallado siempre estas palabras ciertas.
                                                                                                            Frank Swinnerton